La Fundación BBVA entrevista a Sònia Boadas, Beca Leonardo en Humanidades en 2022

“Los dramaturgos del Siglo de Oro español podrían no ser autores únicos de sus obras”

Ver la entrevista en www.redleonardo.es

JUAN PUJOL RODRÍGUEZ
28 noviembre, 2024

Sònia Boadas (Llagostera, Girona, 1984) lleva casi toda su carrera investigadora analizando textos autógrafos de Lope de Vega. Hace varios años descubrió que en el proceso creativo de sus obras, Lope se servía puntualmente de ideas de terceros que incluso cambiaban el final originalmente escrito para una obra. Gracias a la Beca Leonardo comenzó a elaborar una base de datos con fichas de otros autores del Siglo de Oro que contenga esa información sobre sus textos manuscritos y, ahora, acaba de recibir una Ayuda de Consolidación del Ministerio para avanzar en su investigación gracias a la inteligencia artificial.

Pregunta.- ¿Cuáles son las principales conclusiones que has encontrado acerca del proceso de escritura de Lope de Vega?

Respuesta.-Lo que mi investigación está constatando es que en ocasiones puntuales Lope se servía de las recomendaciones o de la colaboración de alguien cercano. O bien un censor, o bien un autor de comedias -el equivalente actual a un director de compañía teatral que, a veces, modificaban algunos de sus textos-.

P.-Entonces, ¿no se puede decir que alguna de sus obras está escrita a cuatro manos?

R.-No, en absoluto. Lo que sí podemos decir es que en algunas de sus obras hay una cierta colaboración, aparece la mano de otra persona que no es la de Lope. Por ejemplo en “El castigo sin venganza” el final que conservamos no es el que inicialmente planteó Lope de Vega, sino que lo escribió después de una indicación o sugerencia, en este caso del censor Pedro de Vargas Machuca.

Lo novedoso es que hasta ahora pensábamos que sus textos los había escrito Lope y nadie más y, por lo que se desprende de estos avances en mi estudio, esto no es 100% cierto, sino que a veces hemos podido atestiguar que Lope dejaba mano libre a alguno de sus colaboradores y podía pensar “A lo mejor me ha hecho una recomendación que mejora este final que yo había pensado. Pues la acepto y la incorporo”.

Pero la autoría, en todo caso, siempre y en todo momento, es de Lope. De lo que no hay ninguna duda es de que Lope de Vega es el gran dramaturgo del Siglo de Oro español.

P.-¿Se sabe de cuántos casos estamos hablando, en cuántas obras se pueden encontrar esas “aportaciones” que él hacía suyas?

R.-Sólo lo podemos saber trabajando sobre los textos manuscritos del propio Lope, y de las más de 360 obras de su autoría que han llegado a nuestra época sólo se conservan 44 manuscritos autógrafos. Y de esos, sólo hay cuatro en los que podemos atestiguar esas intervenciones ajenas a Lope en el argumento, en el final, en algún determinado momento del proceso de elaboración de la obra. Si conserváramos los otros 300 autógrafos seguramente encontraríamos más casos.

P.-¿En qué medida esto cambia la manera de ver el modo en que escribían los demás dramaturgos del Siglo de Oro?

R.-Lo que permite este descubrimiento es ampliar la investigación analizando los manuscritos que hemos conservado autógrafos de otros dramaturgos para saber si esto era una práctica habitual en la época. ¿Qué hacía Calderón de la Barca? ¿Qué pasaba con las comedias que se escribían en colaboración? Tenemos textos que eran escritos por tres autores. Un autor se encargaba del primer acto, otro del segundo, otro del tercero. Entonces, aquí había una colaboración explícita. Lo que aparece es que el dramaturgo como autor único, exclusivo, de una pieza, se está desconfigurando, se está desmontando. Lo que hasta ahora considerábamos que era una verdad intachable estamos viendo con pruebas, con evidencias textuales, que no es tan cierto. Por lo tanto, ya cambia un poco el paradigma.

P.-Has estado en las principales bibliotecas españolas y extranjeras (Boston, Nueva York, Pensilvania) que conservan manuscritos de Lope de Vega, ¿hay algo que destacarías especialmente en alguna de ellas?

R.-Los conservadores de la Biblioteca del Museo de Boston me permitieron analizar con la fotografía espectral el manuscrito de “El castigo sin venganza”. Y para mí, poder acceder, poder tocar ese manuscrito era algo extraordinario. Cuando la bibliotecaria sacó el manuscrito, yo me puse prácticamente a llorar. Fue el síndrome de Stendhal: me embargó una sensación inexplicable.

P.-¿Qué se siente cuando se está delante de un texto escrito de puño y letra por Lope de Vega hace cuatro siglos?

R.-Es emoción, es fascinación, es estar delante del proceso de creación de un texto, porque el autógrafo te conecta con el autor. Yo me imagino cómo debía estar Lope hace 400 años o más, allí, en su escritorio, sentado, transcribiendo, y cómo ese documento lo estamos tocando, lo estamos viendo nosotros. Es una conexión mágica.

P.-Dices que Lope de Vega es el gran fenómeno de masas de la primera modernidad…

R.-Totalmente, es que en ese momento todo el mundo quería ir al teatro a ver una obra de Lope de Vega. ¡Todo el mundo! Y de hecho, por eso escribía tanto. Lope era el primer dramaturgo profesional. Vivía de escribir teatro. Entonces, sí, se podría decir que fue una suerte de guionista del Hollywood de los años sesenta o de una gran plataforma audiovisual de hoy, Lope era un creador de contenido del siglo XVII.

P.-Y de hecho, él ya  utilizaba algunas prácticas que se usan hoy, como es rodar varios finales para que ni siquiera los actores que participan en la película puedan hacer un spoiler de esa obra…

R.-¡Sí! Y lo que también existía en ese momento eran las filtraciones. Había unas personas que eran los memoriones, que iban a una representación teatral, escuchaban y memorizaban el texto -casi 3000 versos- y lo copiaban. Después lo vendían para que se pudiera representar de manera extraoficial en otros teatros. Lo que hace unos años ocurría con mucha frecuencia: se estrenaba una película en el cine, iba alguien con el móvil a grabar y lo distribuía de manera pirata por Internet, pues eso en el siglo XVII también ocurría.

P.-En tu proyecto Leonardo ha surgido también la creación de Auteso, la base de datos de autógrafos teatrales del Siglo de Oro. ¿Qué es y cuál es su novedad?

R.-Auteso es una base de datos que dirijo en colaboración junto con el profesor Marco Presotto, de la Universidad de Trento, y que tiene como objetivo centralizar todos los manuscritos autógrafos que conservamos de Teatro del Siglo de Oro. Yo empiezo con Lope pero vamos a abrir el círculo. Tenemos un catálogo de autógrafos de Lope, tenemos un catálogo de autógrafos de las comedias de Calderón. Y ahí se acaba. No tenemos registro de los autógrafos de Rojas Zorrilla, ni de Ruiz Alarcón, ni de Pérez Montalbán, ni de Tirso de Molina… Auteso nació con la intención de conocer ese patrimonio literario de los autógrafos áureos. ¿En qué consiste? ¿Cuántos hay? A partir de allí, vamos a hacer unas fichas donde estudiemos ese proceso de creación de todos esos textos.

P.-Y lo que ponéis a disposición de los investigadores de una manera abierta y accesible son los resultados de la investigación, ¿no las fotografías de los autógrafos?

R.-En principio no. Solo si los autógrafos están reproducidos ya en acceso abierto, con un link, por ejemplo, a la Biblioteca Nacional de España o la Biblioteca Digital Hispánica, donde la gente que quiera puede consultar allí el documento. Pero lo que sí estamos haciendo, gracias a la colaboración de distintos investigadores, es redactar fichas específicas sobre cada uno de esos manuscritos. Si hay correcciones o no, si se perciben intervenciones de manos ajenas a las del dramaturgo que implicarían esa colaboración. Es un proyecto en el que estamos teniendo colaboración de distintos especialistas, pero se está dilatando un poco en el tiempo.

P.-Y, ¿hasta dónde es la idea que llegue?

R.-Precisamente estamos poniendo en marcha un proyecto que cuenta con una Ayuda de Consolidación Investigadora 2023 del Ministerio de Ciencia de más de 280.000 euros. Se llama Thal-IA y su objetivo es intentar desarrollar un sistema que sea capaz, mediante inteligencia artificial, de crear un modelo. Vamos a entrenar a la máquina, vamos a hacer que aprenda a reconocer cuál es la grafía de los principales dramaturgos del Siglo de Oro (Lope, Cervantes, Calderón, Quevedo…) Para después poder lanzar una búsqueda sistemática en miles y miles de archivos manuscritos. Para que, a lo mejor, si tenemos suerte, reducir a cuestión de pocas horas el trabajo que un equipo de especialistas, de paleógrafos, de filólogos, tardarían años o incluso décadas en hacer, que es ir revisando manuscrito a manuscrito. Y pueda incluso encontrar posibles manuscritos que hayan sido obra del propio Lope, pero que aún no están identificados como tal.

P.-¿Y tenéis ya alguna prueba de cuál puede ser su grado de acierto?

R.-El detector, por llamarlo de un modo sencillo, de hecho ya funciona. Hemos hecho una prueba, y estamos a punto de publicar un paper porque lo hemos entrenado con la grafía de Lope y tiene un 99% de acierto. Le hemos añadido textos que nunca había visto y sabe señalar perfectamente cuál es la grafía de Lope y qué manuscrito es suyo y cuál no.

Ahora sería interesante hacer un poco de difusión del proyecto para hacerlo crecer lo máximo posible. Ya tenemos un acuerdo con la Biblioteca Nacional, que nos va a facilitar todos sus fondos digitalizados para que podamos procesar esa información. Pero, por ejemplo, otro tipo de archivos, patrimonio estatal, particulares, todo eso también, si nos pudieran facilitar sus materiales digitalizados, sería muy fácil pasarlos por ese detector de inteligencia artificial para ver qué identifica. El reto es lanzar la búsqueda en cuantos más archivos mejor. Si buscas en más sitios, tienes mayor probabilidad de éxito. Quién sabe de qué autores se podrían encontrar nuevos manuscritos. De Cervantes tenemos muy poco texto autógrafo… Imagínate descubrir un texto, una carta autógrafa de Cervantes. Yo creo que las bibliotecas o los archivos estarían encantados de tener algún autógrafo suyo acreditado entre sus fondos.